En el derecho del trabajo, los profesionales equiparamos el despido con la ‘muerte de la relación laboral’. Si es cierto, es una forma un poco trágica de verlo, pero es que en realidad es así. Si te despiden, pues ya está, ya ha muerto la relación laboral. El tema es que desde un punto de vista jurídico para que puedan despedirte, para que se pueda llegar a esa muerte laboral, pues claro, hay que hacer cosas graves e imponer sanciones graves, no te van a matar por llegar un día tarde dos minutos.
Qué son las sanciones laborales
Las sanciones laborales (sean leves, graves o muy graves) tienen que ser siempre proporcionales con los hechos, si no son así, pues ya sabemos lo que pasará no, que el despido o lo que sea terminará en agua de borrajas. Es decir, en nada. En nada si el trabajador lo impugna claro, porque hay muchas veces que os quedáis parados. Y eso no puede ser. De eso va este artículo.
En muchas ocasiones vemos como un trabajador que lleva un montón de años trabajando se ve envuelto en una situación de mal rollo. Se cambia el dueño de empresa, de departamento o lo que sea, y donde antes hubo un mundo de rosa, pues no, ahora ha cambiado, y hay un percal de tres al quinto.
El tema es que a ese trabajador por una cosa u otra le terminan poniendo una sanción grave. Que en apariencia para el no es tan importante: le aplican una sanción y lo dejan uno, o dos o tres días sin trabajar y no le pagan. Como además suele cobrar bien, pues oye, ni tan mal, estoy tres días de vacaciones. Total, me lo puedo permitir. Generalmente no se impugna, es decir, que no te molestas en ir a que un profesional le eche un ojito.
Claro al no hacer nada la empresa está encantada y tu sin saberlo, te estás metiendo donde no debes. Y eso tiene un riesgo. El riesgo es que en los próximos meses te pongan una trampita. Una trampita tonta oye, no hace falta mucho y tu terminas cayendo, porque no eres consciente o porque no sabes de qué va el juego. Total, que te terminas viendo con dos sanciones graves en tres meses y la consecuencia ya no es la suspensión de empleo de un día o dos, sino que es el despido.
Qué debes hacer si te imponen una sanción grave
¿Se podría hacer algo? Claro, siempre se puede hacer algo. El tema es que, de cara a un tercero, que se llama Juez, que no sabe de qué va el asunto, pues el percal ya es diferente, porque lo que tiene ante si es un trabajador que hace nada cometió una sanción grave, que no impugnó y que, por tanto, se puede tener en cuenta perfectamente de cara a ese despido.
Por tanto, si la empresa te pone una sanción grave (las leves son otro cantar, salvo que tengas unas cuantas), no lo dejes pasar como si tal cosa, infórmate en un especialista en derecho laboral, que la mire, la mime, y vea si merece la pena impugnarla para que no quede mancha en tu expediente. Ya te adelanto que siempre va a merecer la pena impugnarla.
Sobre el autor:
Abogado Laboralista
Lawe Abogados Barcelona